La prosperidad falaz

El contrato Dreyffus

Con el paso de los años la opinión pública empezó a criticar el sistema de consignaciones pues era escandalosa la forma como los comerciantes peruanos y las casas comerciales extranjeras se llenaban de dinero a costa del estado. Las denuncias se formalizaron y hubo varias comisiones investigadoras que viajaron a Inglaterra, Francia y a los Estados Unidos con el fin de indagar en los cuadernos y actas de exportación los reales precios y si el tonelaje de guano que llegaba era el mismo que se declaraba cuando salía del Perú. Los resultados fueron evidentes: las irregularidades y los fraudes existían y se hallaron culpables. Sin embargo, el estado peruano no pudo hacer mayor exigencia de justicia porque le debía enormes cantidades de dinero a los consignatarios. Lo más que consiguió fue rescindir contratos, pero continúo pagando su deuda con dichos empresarios.

Durante el gobierno de José Balta (1868-1872) se trató de revertir el pésimo estado en el que se encontraba la economía peruana. Nicolás de Piérola, a la sazón Ministro de Hacienda durante aquellos años, fue el encargado de revertir la administración del tesoro público. Él sabia que el principal obstáculo para llevar a cabo cualquier reforma era el sistema de consignaciones. La comercialización del guano, o bien debía ser administrada en su totalidad por el estado o en todo caso, debía estar en manos de un monopolio que era mucho más fácil de controlar y supervisar que numerosos comerciantes o empresarios.

Piérola viajó a Europa, y en París hizo pública la licitación de una enorme cantidad de guano (dos millones de toneladas) que debía ser pagada según condiciones que podían ser establecidas entre el estado peruano y la firma ganadora del concurso.

La licitación fue ganada por la casa comercial Dreyffus & Sons. quien ofreció condiciones muy ventajosas para el Perú. Se comprometió a cubrir la deuda externa (alrededor de 5 millones de soles) y entregar dos mensualidades de 1 millón de soles y desde la firma del contrato, julio de 1869, hasta marzo de 1871, mensualidades de 700 mil soles.

Como era de esperarse, los consignatarios peruanos protestaron enérgicamente pues la licitación fue realizada en secreto y el monto entregado a Dreyffus hacía imposible que pudiera participar otro exportador. El Congreso ratificó el acuerdo con la casa comercial francesa y las mensualidades empezaron a ser pagadas. El Perú se encontraba otra vez con la posibilidad de nivelar sus gastos y programar el pago de sus deudas. Sin embargo, el dinero producto de este ventajoso acuerdo fue mal utilizado. Pasó a ser el capital que servía de garantía en onerosos empréstitos que el mismo Dreyffus hacía al estado peruano para llevar a cabo obras públicas poco rentables. La política ferrocarrilera fue el principal forado fiscal del gobierno de Balta que en pocos años volvió a tener una deuda externa muy difícil de pagar. Al final de este gobierno, el Perú tenía una deuda externa superior a los 30 millones de libras esterlinas. El contrato con la casa comercial francesa fue cancelado en 1875, durante el gobierno de José Pardo.

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