La prosperidad falaz

La explotación y venta del guano


Fue el peruano Francisco Quirós el primer comerciante en arriesgarse en una empresa que no había tenido antecedentes y de la que se conocía realmente muy poco. En 1841 firmó con el Estado un contrato de explotación por tan sólo 10 mil soles al año siendo la primera transacción bajo la modalidad de venta directa. Durante siete años se celebraron distintos contratos comerciales con peruanos y firmas comerciales extranjeras logrando exportar alrededor de 300 mil toneladas. El margen de ganancia para el estado fue de un poco mas del 30% del valor vendido, cinco millones de pesos, que si bien no representaba un ingreso importante, fue suficiente para que el Perú sea un país elegible para créditos y préstamos del exterior.

El sistema de venta que mayor tiempo permaneció activo fue el de consignaciones. Este sistema era un acuerdo entre el estado y un grupo comercial o empresarios (peruanos o extranjeros) en el que se les otorgaba un lugar para la explotación durante un tiempo que podía durar entre dos y nueve años. El consignatario se encargaba de todo el proceso de explotación, exportación y venta del guano. El estado recibía una porción del ingreso líquido, tras los respectivos descuentos que el consignatario hacía por todo el costo del proceso de producción. Entre 1849 y 1869 los consignatarios se convirtieron en los mayores prestamistas del estado al facilitarles por adelantado los beneficios de las ventas aún no realizadas. Estos adelantos debían ser pagados con un porcentaje que oscilaba entre el 4 y 13 % según como se encontraran las arcas del estado. Como es de suponerse estos prestamos significaron al Perú una deuda que en pocos años se volvió muy difícil de pagar. Los consignatarios por su parte amasaron ingentes fortunas pues recaudaban no sólo las ganancias producto de las ventas, sino también los altos intereses por el adelanto de dinero al estado. El guano fue exportado mayormente a Europa y Estados Unidos, aunque también fue vendido a países como Costa Rica, Guatemala, China, Japón e inclusive llegó a la lejana isla Mauricio, en el océano Índico. Esta variedad de países puede dar una idea de la cantidad de guano que se logró extraer de las islas y de los ingresos que significaron tanto al erario como a los ávidos consignatarios nacionales y extranjeros.

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