La guerra con Chile

La guerra

El 5 de abril de 1879 Chile le declaró la guerra al Perú. La población peruana se sentía confiada en que el resultado sería favorable a la alianza peruano-boliviana. A pesar de que Chile ya había invadido el Perú cuando la Confederación, la sociedad se sentía optimista de un desarrollo rápido del conflicto en el que el Perú saldría airoso. Los periódicos de la época exaltaban el patriotismo y no trataron el conflicto objetivamente. Chile era descrito como un país pequeño, carente de recursos y de poca población, incapaz de hacerle mella a un país poderoso como el Perú.




Lo cierto es que el Perú se encontraba en desventaja y solo muy pocos conocían la realidad de la armada peruana. El ejército había sido diezmado años atrás pues Manuel Pardo redujo el gasto militar, e inclusive detuvo la compra de dos blindados. Tan sólo contaba con municiones y rifles viejos. El problema de fondo era que la precaria economía peruana no permitía la compra de nuevos pertrechos pues además de no contar con dinero, el Perú no era susceptible de ningún crédito en el extranjero a causa de las deudas no pagadas en años anteriores.

Las primeras acciones de la guerra fueron en el mar. Perú contaba con dos barcos de mediano tonelaje, el monitor HuáBscar y la fragata Independencia. El resto de naves eran viejos barcos de madera que a veces servían como baterías flotantes o para el transporte de tropas. Chile por su parte poseía barcos modernos y de menor antigüedad. Sus blindados poseían mas de 5 pulgadas de blindaje que los peruanos. En estas condiciones el Perú se encontraba en diferencia numérica, mas el arrojo y valentía de sus hombres lograron que el conflicto en el mar dure más cerca de 6 meses.

El primer combate fue frente a las costas de Iquique el 21 de mayo de 1879. En este enfrentamiento el Perú perdió a su mejor nave: la Independencia, tras encallar en un banco de arena. Por su parte el monitor Huáscar hundió a la Esmeralda. En este combate murió Arturo Prat, héroe máximo de la marina chilena.

Entre Mayo y Octubre el Huáscar sorteó a la escuadra chilena, atacó varios puertos del país sureño y capturó al transporte Rimac. La situación provocó una crisis en el gobierno mapochino. Se ordenó dar caza al monitor peruano. El combate de Angamos, ocurrido el 8 de octubre de 1879 significó la inmolación de Grau y su estado mayor. Sin poder huir, Grau ordenó la retirada de la Corbeta Unión y se enfrentó valientemente a toda la escuadra chilena. Sin marina, el Perú no se encontraba en condiciones de ofrecer resistencia alguna. Chile se disponía a invadir y el Perú se defendió heroicamente hasta el término de la guerra.

Aniquilada la fuerza naval peruana, la guerra se trasladó a las provincias sureñas. Chile avanzó con su ejercito por la provincia de Tarapacá. A pesar de los esfuerzos por contener la invasión, el ejército peruano nada pudo hacer frente a la superioridad numérica y armamentística del ejército chileno. Los militares peruanos fueron derrotados en las batallas de Pisagua y San Francisco. Logró una victoria en Tarapacá, pero la falta de armamento y los desembarcos chilenos que aumentaron el número de atacantes, forzó al batallón peruano atrincherado en esta ciudad a abandonarla. Chile tomó con facilidad la provincia de Tarapacá y enrumbó hacia Tacna y Arica.

El presidente Mariano Ignacio Prado abandonó el país en medio de una fuerte polémica. No se sabe a ciencia cierta las intenciones por las que viajó. Él adujo la compra de municiones y una fragata. Sin embargo nunca regresó y mucho menos llegó algún tipo de armamento. Asumió la presidencia Luis la Puerta, hombre anciano y enfermo que a pesar de su voluntad patriótica, no podía conducir al país en medio de la guerra. Nicolás de Piérola fue aclamado por la guarnición limeña y se convirtió rápidamente en presidente del Perú. En Bolivia la situación no era diferente. Hilarión Daza fue acusado de retirar tropas de Camarones y de ser el responsable del desastre militar en la batalla de San Francisco. Fue depuesto del cargo y le siguió Narciso Campero.

Chile desembarcó más de 15 mil hombres frente a las costas de Moquegua capturando dicha ciudad sin resistencia alguna. Chile quería aislar a los batallones aliados de sus centros de aprovisionamiento. Las derrotas de peruanos y bolivianos no se hicieron esperar. En cerro Los ángeles y en la batalla del Alto de la Alianza (26 de mayo de 1880) Chile derrotó sin problemas a los batallones aliados. El Alto de la Alianza significó el retiro definitivo de Bolivia de la guerra dejando al Perú a merced de la invasión chilena.

La guarnición de Arica sería la siguiente en ser atacada. Francisco Bolognesi sabía que se encontraría rodeado por el enemigo, pero aún así organizo la defensa del puerto peruano. La valentía del viejo Bolognesi y el arrojó de Alfonso Ugarte no lograron evitar que la ciudad cayera en manos enemigas el 3 de abril de 1880. Con la caída de Arica, todas las provincias sureñas se encontraban en poder de Chile.

La búsqueda de una solución al conflicto era inminente. Sin embargo, el Perú no aceptaría ninguna condición que suponga la perdida de su territorio. Es por ello que Chile, hacia 1881, continuó sus avances y ocupó Lima tras las heroicas batallas de San Juan (13 de enero) y Miraflores (15 de enero) y el saqueo e incendio de Chorrillos. Los cuerpos diplomáticos extranjeros evitaron la destrucción de Lima. La ciudad capital fue ocupada pacíficamente y Patricio Lynch asumió el gobierno de la capital.

Con Piérola fuera de Lima, se nombró a Francisco García Calderón presidente del Perú. Manuel Baquedano, jefe militar del ejercito chileno, quiso negociar con él los términos de la rendición peruana. Fiel a sus principios, García Calderón se negó a firmar cualquier tratado que supusiera la pérdida de territorios. Ante su negativa fue deportado a Valparaíso.

La sierra central resistió las entradas del ejército chileno. Dirigida por Andrés Avelino Cáceres, la resistencia de la Breña pretendía cansar al enemigo a través de una guerra de guerrillas que terminaría por derrotarlo. Las batallas de Pucará, Marcavalle y Concepción a favor del ejército peruano fueron alicientes frente a las derrotas pasadas, sin embargo, los hacendados preferían pagar muchas veces cupo a los chilenos que aceptar las condiciones de las montoneras de Cáceres pues las represalias de los peruanos eran peores que el ataque del ejercito chileno. Miguel Iglesias hombre importante en la defensa de Lima se encontraba en el norte cuando ocurrió la batalla de Huamachuco a favor de los chilenos. Hastiado de la presencia chilena y de la destrucción sistemática del país, Iglesias terminó las guerra capitulando con el enemigo.

El 20 de octubre de 1883 se firmó el Tratado de Ancón entre Perú y Chile. Mediante este tratado Perú perdía para siempre la provincia litoral de Tarapacá y quedaban bajo tutela del país sureño las provincias de Tacna y Arica que tras un plebiscito debían decidir su suerte (tras 10 años de cautiverio). De igual manera, el Perú debía pagarle una fuerte suma de dinero como indemnización de guerra El ejército chileno empezó a retirarse lentamente del Perú y hacia agosto de 1884 ya todas las tropas se habían embarcado hacia su país.

Sin embargo el Perú entró en una nueva guerra civil. Cáceres no reconocía ni la autoridad de Iglesias ni los términos del tratado firmado con Chile. Se iniciaba así el segundo militarismo y la lenta reconstrucción del Perú a manos, nuevamente, de militares y caudillos.

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