La guerra con Chile
Antecedentes
La zona del sur del Perú y el litoral boliviano poseían en ese entonces grandes yacimientos de salitres, producto que empezó a sustituir al guano como fertilizante en los campos agrícolas europeos.
Bolivia y Chile firmaron un acuerdo en el que se establecía que el límite entre ambos países era el paralelo 24º y que los yacimientos que se encontraban entre el paralelo 23º y 25º debían ser de explotación compartida, siendo igualmente compartidas las ganancias de la venta del salitre. Este tratado era totalmente perjudicial para los intereses altiplánicos pues desde la creación de Bolivia (1825), la frontera con Chile fue el paralelo 25º. Mariano Melgarejo, presidente boliviano validó el tratado, viéndose beneficiadas las empresas británicas y chilenas que desde hacía buen tiempo se encontraban explotando dicha zona. El tratado no fue ratificado por congreso boliviano. En 1874 se firmó otro tratado entre ambas naciones en el que se establecía el paralelo 24º como límite final, Chile renunciaba a las ganancias que se obtuvieran del paralelo 23º, pero el impuesto y los derechos a exportación de las empresas chilenas que se encontraban en territorio boliviano no debían modificarse en 25 años.
La indignación en el país altiplánico era general. Chile sabía que la respuesta no tardaría en llegar. Es por ello que mandó a construir en Inglaterra dos blindados de gran tonelaje y empezó a pertrechar a sus tropas con los mejores armamentos de la época.
En 1878 Hilarión Daza llegó al poder y una de sus primeras medidas fue imponer a las empresas extranjeras que se encontraban en su litoral un impuesto de 25 centavos por cada quintal de salitre extraído. Las empresarios chilenos se quejaron ante el gobierno de su país obteniendo respuesta rápidamente. Chile le increpó al gobierno boliviano por tal medida, pero Daza fue más radical, exigía el pago de 90 mil pesos adeudados por las exportaciones realizadas desde su operación en la zona. De no pagar en el plazo establecido, Bolivia reivindicaría las salitreras mediante confiscación.
Chile no esperó que el asunto llegara a mayores y de inmediato invadió Antofagasta con fuerzas militares (14-02-1879). El Perú atento a lo que pasaba entre ambos paises sureños, envió a Chile una delegación encabezada por José Antonio de Lavalle para mediar en el conflicto. Sin embargo, al llegar a tierras chilenas, Lavalle se dio con la sorpresa que era de conocimiento público el tratado defensivo "secreto" que el Perú y Bolivia habían firmado en 1873. Lo peor de todo fue que nuestro diplomático desconocía la existencia de dicho tratado defensivo, por lo que no fue posible esgrimir alguna posición que evitara el conflicto. La presidente peruano Mariano Ignacio Prado tampoco pudo hacer nada pues el tratado nos unía a Bolivia inexorablemente.
Sin consultarle al Perú, Hilarión Daza le declaró la guerra a Chile. Con este acto, el Perú es arrastrado a una guerra para la cual no estaba preparado (Orrego, 2000).