La poesía insular de Emilio Adolfo Westphalen
Semblanza
Westphalen publicó, en 1933 y 1935, dos conjuntos de poemas: Las ínsulas extrañas y Abolición de la muerte. Hubo que esperar hasta 1980 para que, junto con los libros mencionados, se publicase buena parte de su obra inédita.
La poesía de Westphalen es radicalmente moderna por su afán de despersonalizar la voz. Es cierto que el personaje que habla en un poema no es necesariamente el poeta que escribe, pero es verdad que una tradición romántica tiende a asociarlo. En la poesía de Westphalen no habla ni un individuo ni un coro. Sus poemas no tienen centro y dan la impresión de ser una cascada de imágenes. En una ocasión Westphalen ha dicho que una porción importante de su poesía ha querido ser expresión del agua que corre. Tal vez eso es complejo de percibir, pero lo plástico y maleable de este río de palabras lo capta todo cuidadoso lector.
Westphalen ha sostenido, contra la opinión de la mayor parte de críticos, que él no ha sido surrealista; pero sí fue poroso a ese credo. De alguna manera asume la poesía como una religión, como una confrontación del hombre consigo mismo.
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