“Todos estamos siempre copiando desde nuestra subjetividad”- Entrevista a Mariana de Althaus

Mariana de Althaus no escribe en papel. No le salen las ideas. Prefiere Word. Y aunque dice no ser una experta en tecnología —“soy de otra generación”, confiesa—, admite que usa Google con frecuencia, consulta Wikipedia sin culpa, y que ChatGPT ha comenzado a colarse en su proceso creativo. A veces, incluso, lo desafía: le propone que escriba un texto como si fuera ella, solo para ver qué tan cerca —o lejos— puede llegar la máquina.

Dramaturga, directora y guionista peruana, De Althaus ha construido una obra profundamente marcada por lo testimonial, lo íntimo y lo femenino. Autora de títulos como Ruido, El sistema solar, Criadero o Todos los hijos, es una de las voces más representativas del teatro contemporáneo en el Perú. Ha dirigido obras propias y adaptaciones de autores como Chéjov, y ha escrito guiones para radio y televisión. Enseña escritura, da talleres, y vive —como muchos— tratando de entender el mundo mientras lo cuenta.

En esta conversación, De Althaus reflexiona sobre los riesgos de “adormecer el cerebro” con herramientas digitales, confiesa haberse vuelto más “floja” con los años —“ya no busco citas en los libros, ahora voy a Google”—, y reconoce que, aunque ChatGPT nunca le ha escrito nada que pudiera publicar, sí le ha servido como antídoto contra la página en blanco. “A mí me emociona más el pensamiento que el resultado”, dice. Y esa podría ser su línea de defensa frente a la inteligencia artificial.

Julio César: ¿Cuál es tu rutina creativa? ¿Cómo funciona el proceso de producir un texto?

Mariana: Cada obra tiene su propio proceso. Es muy distinto, porque trabajar a partir de la ficción es partir de una imagen, por ejemplo, de una situación que me haya ocurrido, que yo haya escuchado. A partir de ahí empiezo a imaginar qué otras imágenes capturar o qué otras situaciones pueden nacer de esa inicial que puede ser interesante. Ese camino es mucho más intuitivo, azaroso o misterioso.

El trabajo con lo testimonial es distinto, porque ahí sí parto ya de una historia que ocurrió. Y el trabajo es ser fiel a esa historia, pero a la vez construir algo que interese al público, que construya algún tipo de historia universal más que algo solo personal. Ahí se trata de aplicar una técnica o un criterio dramatúrgico sobre qué cosa es lo central y qué cosa es lo aleatorio, lo decorativo, lo secundario. Es un trabajo un poco más de hormiga, más laborioso, y no tan artístico, por decirlo de alguna manera.

Y luego, cuando hago adaptaciones también es distinto. Ahora que he adaptado dos obras de Chéjov, ya estoy partiendo de algo que alguien escribió. Entonces tampoco es tan misterioso lo que sucede, sino que se trata de aplicar universos personales a algo que ya existe. Si esto lo contó el autor de esta manera, qué énfasis le daría yo, cómo pongo ahí mi universo emocional, mis propias obsesiones, qué es lo que más me interesa subrayar o qué emociones me interesa ahondar. Ahí aprieto el acelerador, o subrayo, o traslado. Es un trabajo más de traducción que de invención.

Julio César: Y en esos procesos distintos, ¿hay algunas tecnologías que estén siempre presentes?

Mariana: Bueno, Word. Soy bien básica en ese sentido. Todavía no soy tan atrevida con la tecnología porque soy de otra generación y me siento muy cómoda trabajando con lo básico. No soy de las que escriben en papel, eso para nada. Tengo que escribir en Word.

Julio César: ¿Googleas cosas, por ejemplo? ¿Buscas por ahí?

Mariana: Ah, sí. Porque a veces hay que buscar un dato o, por ejemplo, nombres de personajes. No se me ocurre y empiezo con “nombres de no sé qué”. Es típico, ¿no? Y después pasas horas ahí y no encuentras nada, o a veces sí. También para buscar el título, empiezo a buscar títulos de otras cosas para inspirarme. No siempre me sirve, pero sí googleo bastante. Y ahora uso un poco más el ChatGPT, que es como más directo, pero no siempre me sirve. A veces vuelvo a Google.

Julio César: Desde que empezaste a trabajar en esto, ¿qué cambios tecnológicos han sido relevantes? Tú decías “soy de otra generación”.

Mariana: Antes, cuando necesitaba un dato, iba a buscar en mis libros, a buscar la cita del autor que necesitaba… y ahora busco en Google o en cualquier sitio. A veces uso Wikipedia. Y a veces me siento mal, porque ya sé que a veces uno no tiene la certeza de que vas a conseguir la fuente ideal ni tampoco la cita correcta. Pero sí, la verdad, me he vuelto más floja en ese sentido. Tengo que reconocerlo.

“Me pasé los primeros meses desdeñando al ChatGPT”

Julio César: Y hablabas hace un rato del ChatGPT. ¿Recuerdas el momento en que llegó a ti?

Mariana: No me acuerdo exactamente el momento, pero mi hija, que tiene 18 años, me ha hablado mucho de sus interacciones con ChatGPT. Me parecía divertido lo que me contaba. También tengo una amiga muy eficiente e inteligente que me dijo que usaba mucho el ChatGPT, que le servía como un asistente, una secretaria, que organizaba todo con eso, que tomaba decisiones. Entonces me pasé los primeros meses, desde que supe de su existencia, desdeñándolo. Obviamente era una defensa. Sigo haciéndolo, en verdad. Pero en esa época decía que no me servía para nada, porque yo le preguntaba cosas y no me daba nada. Bueno, me sigue respondiendo tonterías, pero ahora un poco menos, porque ya sé preguntar un poco mejor… Ahora soy un poco más específica.

Julio César: ¿Cuál es tu reacción al ver cosas producidas por inteligencia artificial?

Mariana: He visto que algunos artistas han hecho vídeos o imágenes con inteligencia artificial que son impresionantes. Porque bueno, la mente humana ya lo ha hecho históricamente en la pintura, pero estas parecen que existieran de verdad. Eso es lo fascinante.

A mí, por ejemplo, todavía no me sirve como algo final. Nada de lo que me ofrece ChatGPT me sirve tal cual. Por ejemplo, tuve que escribir un texto para el programa de mano de mi obra. Me sentía muy cansada y estaba en pleno ensayo –y cuando estoy ensayando me cuesta hablar de mi proceso—. Así que, a partir de unas ideas, le pedí a ChatGPT que lo escribiera. Quería desafiarlo un poco, ¿no? Como “a ver si puedes escribirlo tú”.Y lo que escribió podría haber pasado como un texto de programa de mano bacán, incluso bastante ingenioso por momentos, pero no era yo. Al final no usé nada de eso…

Julio César: ¿No escribirías una obra con intervención artificial?

Mariana: Dicen que hay gente que escribe novelas con ChatGPT. A mí eso no me ha servido para nada. Lo he intentado, porque como dicen que en el futuro ya no va a existir dramaturgos ni escritores, yo, para estar tranquila, lo puse a prueba. Me inventé una escena a partir de una premisa, la escribí, y luego le pedí lo mismo al ChatGPT: “créame esta escena con esta premisa”. Y la escena que escribió no tenía mucha gracia. Era bien básica, bien de lugares comunes. No digo que la mía fuera una genialidad, pero tenía un poco más de especificidad.

Julio César: Entonces, ¿no imaginas que la inteligencia artificial pueda llegar a ser competencia de los dramaturgos?

Mariana: Hasta ahora no lo veo. No dudo que se pueda desarrollar tanto que lo sea. Todo es posible en esta vida. Pero por ahora no veo mucha amenaza.Ya sé que se pueden escribir obras de teatro “generales”, que tengan un estilo ya conocido. Puedes decirle: “escríbeme una escena al estilo Chéjov con este planteamiento”. Y claro, parece Chéjov, pero eso ya lo escribió Chéjov, pues. No es muy interesante.

Julio César: ¿Crees que la inteligencia artificial debería tener crédito por sus creaciones?

Mariana: Supongo que sí, ¿no? Me parece que tendríamos que ser honestos y decir si hemos hecho algo con inteligencia artificial. He visto que muchas veces se anuncia: “esto ha sido creado con inteligencia artificial”, y eso me parece bien. Si no, es una especie de estafa.

Julio César: ¿Y te incomoda que la inteligencia artificial use como insumo obras humanas?

Mariana: Por el momento, sí. Pero por otro lado, también es lo que hacemos todos, ¿no? Sé que debería atacar a la inteligencia artificial, pero todos hacemos eso. A mí no se me hubiera ocurrido escribir como escribo si no hubiera leído a un montón de escritores y dramaturgos antes.

Si hubiera nacido en una isla desierta, probablemente rebuznaría. No podría escribir nada. Todo es recreación. Todo es reinvención a partir de lo que conocemos. Siento que todos estamos, de alguna manera, copiando desde nuestra subjetividad. Y eso es lo bonito.

Julio César: ¿Qué le enseñarías tú a la inteligencia artificial sobre tu oficio?

Mariana: Nada. ¿Por qué voy a colaborar con el enemigo?

Además, es difícil transmitir conocimientos, sobre todo desde lo que yo hago. Puedo compartir algunas herramientas —la acción dramática, por ejemplo— pero son cosas que uno puede conseguir en cualquier parte.

La escritura teatral es una experiencia. Yo no tengo un método para escribir. Lo voy descubriendo. Es más, cada vez que empiezo a escribir una obra, no sé cómo se escribe. Cada vez que empiezo a dirigir, no sé cómo se dirige.

Quizás la inteligencia artificial llegue a reemplazar a los escritores, pero dudo mucho que a los directores o actores. El teatro quizás sea uno de los últimos lugares donde pueda llegar. No digo que no llegue, porque también dicen que van a ser actores robots. Pero difícilmente un actor robot se va a emocionar o equivocar. Lo pueden programar para hacerlo… pero no sé si para sentir angustia o ansiedad.

“Me halaga que el ChatGPT piense todo eso de mí”

Julio César: ¿Me permites compartir contigo un texto? Te leo y me dices qué te produce

Mariana: [Lee una escena creada con un prompt que le pedía imitar su estilo] Es interesante. Sí, genera una emoción. Supongo que lo has escrito con ChatGPT. Está bueno. ¿Cuál es la premisa que le diste? Porque eso es importante.

Julio César: Le pedí que identificara patrones de tu estilo y creara algo con eso… me puso “hay un conflicto íntimo y cotidiano no resuelto; que los personajes están emocionalmente contenidos pero marcados por heridas viejas; que los silencios tienen estructura dramática; que el lenguaje es directo pero poético; y que el espacio escénico es mínimo pero simbólico”. ¿Te reconoces en algo de eso?

Mariana: Bueno... interesante. Para empezar, no sabía que ChatGPT podía captar mi estilo porque no sabía que tenía acceso a mis textos. No siempre los tiene. Pero no me molesta. Alguien puede leer mis obras e inspirarse, como yo me he inspirado en otros autores. Me halaga que el ChatGPT piense todo eso de mí.

Julio César: ¿Y hay algo de lo que dijo que te haya sorprendido?

Mariana: Me resuena, sí. Pero también siento que eso podría describir la dramaturgia de muchas personas. No es que me hayan hecho una radiografía. Eso es lo que siento a veces de ChatGPT: que es un poco general, que dice cosas parecidas sobre muchos. Pero supongo que lo irá perfeccionando.

Julio César: Hay un efecto horóscopo: lo lees y dices “esto soy yo”, pero también lo podría ser para mil personas.

Mariana: Pero igual me parece bien interesante. Puede ser útil para cortar camino. Salvo los genios, como Chéjov —a quien no creo que se le ocurriera algo que ya hubiera leído antes—, el resto de nosotros hacemos lo que podemos, cogiendo de aquí y de allá. A veces esas influencias no son conscientes. Al inicio, cuando uno está creando su estilo, no tiene idea de lo que lo está influenciando. Alguien me decía “esto me recuerda a tal cosa” y yo no tenía ni idea. Y eso hacía que lo que escribía se sintiera auténtico, que pareciera que lo inventaba yo.

Cuando las decisiones son más conscientes, a veces se siente más copiado. No es algo malo, pero cambia. Y eso es lo que creo que pasa con ChatGPT: te lleva a ser consciente. Puedes decir “quiero escribir una obra sobre una madre y una hija al estilo Koltès influenciado por Arguedas”, y sale algo. Pero esa operación es muy consciente, y puede resultar forzada. No te genera una lírica personal. No te genera un estilo.

Julio César: Como si una máquina quisiera replicar el azar formativo del artista.

Mariana: Exacto. Mira a Claudio Tolcachir, por ejemplo. Cuando escribió La omisión de la familia Coleman, no creo que haya pensado “voy a juntar a Tennessee Williams con el grotesco criollo argentino y mi familia”. No. Esas cosas se le juntaron en la cabeza sin que él lo supiera y ¡fuá!, salió esa obra que fue un boom. Después todos nos inspiramos en eso. Como se ha hecho siempre. Shakespeare también lo hizo.

Entonces sí, me parece que ChatGPT puede ser muy útil si se sabe usar. Como tú lo hiciste ahora: como una base. Esa escena que me mostraste es interesante. ¿Qué pasa si empiezo una obra desde ahí? Qué rico no empezar desde la hoja en blanco, sino desde algo ya escrito, y luego meterle mi universo, mis propias palabras. Se puede crear algo nuevo a partir de eso.

“Estamos perdiendo conexión con los seres humanos”

Julio César: Después de este ejercicio,¿crees que esto puede dañar la creatividad o, por el contrario, potenciarla?

Mariana: Puede crear una imagen falsa de la creatividad. Puede hacer que partes de nuestro cerebro se adormezcan. Como el celular o el WhatsApp: son útiles, claro, pero también nos hacen daño. Yo misma lo noto. Hay zonas de mi cerebro que siento que se están apagando, y trato de luchar contra eso, pero no siempre soy tan fuerte.

ChatGPT puede servir como un ping pong, como conversar con alguien. Y esa conversación puede generar otra interior. Como cuando hablas con un amigo y luego esa dinámica la reproduces en soledad. Todo tiene su pro y su contra. Todos los avances tecnológicos los tienen. En la medida en que seamos conscientes de los contras, esta tecnología puede ser muy útil.

Julio César: Esta entrevista está dirigida a docentes, ¿cómo crees que debería enseñarse la creatividad en tiempos de inteligencia artificial, donde muchos trabajos van a ser hechos directamente con ella?

Mariana: Es algo que me pregunto mucho. Tengo dos hijos chicos, y veo que la mayor usa bastante ChatGPT. A veces pienso que ya no tiene sentido que le sigan mandando a hacer trabajos. Me imagino que en el futuro los exámenes o las monografías van a tener que escribirse in situ, encerrados ocho horas con almuerzo incluido, para asegurarse de que no se usó inteligencia artificial. O que los exámenes serán orales.

Y también me parece que deberían enseñarles a usar la IA de manera productiva. Ya no tiene mucho sentido hacerlos memorizar todo, como nos hicieron a nosotros. Aunque sí, dicen que es importante usar esa parte de la cabeza, pero quizá no con tanta rigidez. Más que memorizar, deberían aprender a buscar, a razonar. Y eso es lo que está faltando. Porque ahora también la IA razona por ti. Esa parte es la que más me preocupa.

Julio César: ¿En qué deberían insistir los educadores?

Mariana: Creo que no deberíamos rendirnos. Los chicos van a usar la inteligencia artificial todo el tiempo, van a estar rodeados de tecnología. Pero en el colegio me parece que no deberían tener aparatos. Porque fuera del colegio ya están rodeados: en la casa, en la mesa, en todas partes.

Y por un tema emocional también. Es necesario que en la escuela estén lo más alejados posible de las pantallas, y más cerca de los vínculos humanos. Del razonamiento interpersonal, del juego, de reaccionar a la mirada del otro, de interpretar gestos. Estamos perdiendo conexión con los seres humanos, y eso es algo que se tiene que enseñar desde niños.

[Entrevista realizada el 13 de mayo de 2025]

Actividades sugeridas

Cada entrevista nos invita a pensar en ejercicios que podemos aplicar en clase. Como complemento, les ofrecemos una ficha didáctica con dos sugerencias que pueden servir para activar el pensamiento creativo en el aula.

¿Se animan a contarnos qué les parece o sugerirnos otras actividades que pongan en práctica?

“Todos estamos siempre copiando desde nuestra subjetividad”- Entrevista a Mariana de Althaus

Autor: Julio César Mateus Publicado: junio 23, 2025

Mariana de Althaus no escribe en papel. No le salen las ideas. Prefiere Word. Y aunque dice no ser una experta en tecnología —“soy de otra generación”, confiesa—, admite que usa Google con frecuencia, consulta Wikipedia sin culpa, y que ChatGPT ha comenzado a colarse en su proceso creativo. A veces, incluso, lo desafía: le propone que escriba un texto como si fuera ella, solo para ver qué tan cerca —o lejos— puede llegar la máquina.

Dramaturga, directora y guionista peruana, De Althaus ha construido una obra profundamente marcada por lo testimonial, lo íntimo y lo femenino. Autora de títulos como Ruido, El sistema solar, Criadero o Todos los hijos, es una de las voces más representativas del teatro contemporáneo en el Perú. Ha dirigido obras propias y adaptaciones de autores como Chéjov, y ha escrito guiones para radio y televisión. Enseña escritura, da talleres, y vive —como muchos— tratando de entender el mundo mientras lo cuenta.

En esta conversación, De Althaus reflexiona sobre los riesgos de “adormecer el cerebro” con herramientas digitales, confiesa haberse vuelto más “floja” con los años —“ya no busco citas en los libros, ahora voy a Google”—, y reconoce que, aunque ChatGPT nunca le ha escrito nada que pudiera publicar, sí le ha servido como antídoto contra la página en blanco. “A mí me emociona más el pensamiento que el resultado”, dice. Y esa podría ser su línea de defensa frente a la inteligencia artificial.

Julio César: ¿Cuál es tu rutina creativa? ¿Cómo funciona el proceso de producir un texto?

Mariana: Cada obra tiene su propio proceso. Es muy distinto, porque trabajar a partir de la ficción es partir de una imagen, por ejemplo, de una situación que me haya ocurrido, que yo haya escuchado. A partir de ahí empiezo a imaginar qué otras imágenes capturar o qué otras situaciones pueden nacer de esa inicial que puede ser interesante. Ese camino es mucho más intuitivo, azaroso o misterioso.

El trabajo con lo testimonial es distinto, porque ahí sí parto ya de una historia que ocurrió. Y el trabajo es ser fiel a esa historia, pero a la vez construir algo que interese al público, que construya algún tipo de historia universal más que algo solo personal. Ahí se trata de aplicar una técnica o un criterio dramatúrgico sobre qué cosa es lo central y qué cosa es lo aleatorio, lo decorativo, lo secundario. Es un trabajo un poco más de hormiga, más laborioso, y no tan artístico, por decirlo de alguna manera.

Y luego, cuando hago adaptaciones también es distinto. Ahora que he adaptado dos obras de Chéjov, ya estoy partiendo de algo que alguien escribió. Entonces tampoco es tan misterioso lo que sucede, sino que se trata de aplicar universos personales a algo que ya existe. Si esto lo contó el autor de esta manera, qué énfasis le daría yo, cómo pongo ahí mi universo emocional, mis propias obsesiones, qué es lo que más me interesa subrayar o qué emociones me interesa ahondar. Ahí aprieto el acelerador, o subrayo, o traslado. Es un trabajo más de traducción que de invención.

Julio César: Y en esos procesos distintos, ¿hay algunas tecnologías que estén siempre presentes?

Mariana: Bueno, Word. Soy bien básica en ese sentido. Todavía no soy tan atrevida con la tecnología porque soy de otra generación y me siento muy cómoda trabajando con lo básico. No soy de las que escriben en papel, eso para nada. Tengo que escribir en Word.

Julio César: ¿Googleas cosas, por ejemplo? ¿Buscas por ahí?

Mariana: Ah, sí. Porque a veces hay que buscar un dato o, por ejemplo, nombres de personajes. No se me ocurre y empiezo con “nombres de no sé qué”. Es típico, ¿no? Y después pasas horas ahí y no encuentras nada, o a veces sí. También para buscar el título, empiezo a buscar títulos de otras cosas para inspirarme. No siempre me sirve, pero sí googleo bastante. Y ahora uso un poco más el ChatGPT, que es como más directo, pero no siempre me sirve. A veces vuelvo a Google.

Julio César: Desde que empezaste a trabajar en esto, ¿qué cambios tecnológicos han sido relevantes? Tú decías “soy de otra generación”.

Mariana: Antes, cuando necesitaba un dato, iba a buscar en mis libros, a buscar la cita del autor que necesitaba… y ahora busco en Google o en cualquier sitio. A veces uso Wikipedia. Y a veces me siento mal, porque ya sé que a veces uno no tiene la certeza de que vas a conseguir la fuente ideal ni tampoco la cita correcta. Pero sí, la verdad, me he vuelto más floja en ese sentido. Tengo que reconocerlo.

“Me pasé los primeros meses desdeñando al ChatGPT”

Julio César: Y hablabas hace un rato del ChatGPT. ¿Recuerdas el momento en que llegó a ti?

Mariana: No me acuerdo exactamente el momento, pero mi hija, que tiene 18 años, me ha hablado mucho de sus interacciones con ChatGPT. Me parecía divertido lo que me contaba. También tengo una amiga muy eficiente e inteligente que me dijo que usaba mucho el ChatGPT, que le servía como un asistente, una secretaria, que organizaba todo con eso, que tomaba decisiones. Entonces me pasé los primeros meses, desde que supe de su existencia, desdeñándolo. Obviamente era una defensa. Sigo haciéndolo, en verdad. Pero en esa época decía que no me servía para nada, porque yo le preguntaba cosas y no me daba nada. Bueno, me sigue respondiendo tonterías, pero ahora un poco menos, porque ya sé preguntar un poco mejor… Ahora soy un poco más específica.

Julio César: ¿Cuál es tu reacción al ver cosas producidas por inteligencia artificial?

Mariana: He visto que algunos artistas han hecho vídeos o imágenes con inteligencia artificial que son impresionantes. Porque bueno, la mente humana ya lo ha hecho históricamente en la pintura, pero estas parecen que existieran de verdad. Eso es lo fascinante.

A mí, por ejemplo, todavía no me sirve como algo final. Nada de lo que me ofrece ChatGPT me sirve tal cual. Por ejemplo, tuve que escribir un texto para el programa de mano de mi obra. Me sentía muy cansada y estaba en pleno ensayo –y cuando estoy ensayando me cuesta hablar de mi proceso—. Así que, a partir de unas ideas, le pedí a ChatGPT que lo escribiera. Quería desafiarlo un poco, ¿no? Como “a ver si puedes escribirlo tú”.Y lo que escribió podría haber pasado como un texto de programa de mano bacán, incluso bastante ingenioso por momentos, pero no era yo. Al final no usé nada de eso…

Julio César: ¿No escribirías una obra con intervención artificial?

Mariana: Dicen que hay gente que escribe novelas con ChatGPT. A mí eso no me ha servido para nada. Lo he intentado, porque como dicen que en el futuro ya no va a existir dramaturgos ni escritores, yo, para estar tranquila, lo puse a prueba. Me inventé una escena a partir de una premisa, la escribí, y luego le pedí lo mismo al ChatGPT: “créame esta escena con esta premisa”. Y la escena que escribió no tenía mucha gracia. Era bien básica, bien de lugares comunes. No digo que la mía fuera una genialidad, pero tenía un poco más de especificidad.

Julio César: Entonces, ¿no imaginas que la inteligencia artificial pueda llegar a ser competencia de los dramaturgos?

Mariana: Hasta ahora no lo veo. No dudo que se pueda desarrollar tanto que lo sea. Todo es posible en esta vida. Pero por ahora no veo mucha amenaza.Ya sé que se pueden escribir obras de teatro “generales”, que tengan un estilo ya conocido. Puedes decirle: “escríbeme una escena al estilo Chéjov con este planteamiento”. Y claro, parece Chéjov, pero eso ya lo escribió Chéjov, pues. No es muy interesante.

Julio César: ¿Crees que la inteligencia artificial debería tener crédito por sus creaciones?

Mariana: Supongo que sí, ¿no? Me parece que tendríamos que ser honestos y decir si hemos hecho algo con inteligencia artificial. He visto que muchas veces se anuncia: “esto ha sido creado con inteligencia artificial”, y eso me parece bien. Si no, es una especie de estafa.

Julio César: ¿Y te incomoda que la inteligencia artificial use como insumo obras humanas?

Mariana: Por el momento, sí. Pero por otro lado, también es lo que hacemos todos, ¿no? Sé que debería atacar a la inteligencia artificial, pero todos hacemos eso. A mí no se me hubiera ocurrido escribir como escribo si no hubiera leído a un montón de escritores y dramaturgos antes.

Si hubiera nacido en una isla desierta, probablemente rebuznaría. No podría escribir nada. Todo es recreación. Todo es reinvención a partir de lo que conocemos. Siento que todos estamos, de alguna manera, copiando desde nuestra subjetividad. Y eso es lo bonito.

Julio César: ¿Qué le enseñarías tú a la inteligencia artificial sobre tu oficio?

Mariana: Nada. ¿Por qué voy a colaborar con el enemigo?

Además, es difícil transmitir conocimientos, sobre todo desde lo que yo hago. Puedo compartir algunas herramientas —la acción dramática, por ejemplo— pero son cosas que uno puede conseguir en cualquier parte.

La escritura teatral es una experiencia. Yo no tengo un método para escribir. Lo voy descubriendo. Es más, cada vez que empiezo a escribir una obra, no sé cómo se escribe. Cada vez que empiezo a dirigir, no sé cómo se dirige.

Quizás la inteligencia artificial llegue a reemplazar a los escritores, pero dudo mucho que a los directores o actores. El teatro quizás sea uno de los últimos lugares donde pueda llegar. No digo que no llegue, porque también dicen que van a ser actores robots. Pero difícilmente un actor robot se va a emocionar o equivocar. Lo pueden programar para hacerlo… pero no sé si para sentir angustia o ansiedad.

“Me halaga que el ChatGPT piense todo eso de mí”

Julio César: ¿Me permites compartir contigo un texto? Te leo y me dices qué te produce

Mariana: [Lee una escena creada con un prompt que le pedía imitar su estilo] Es interesante. Sí, genera una emoción. Supongo que lo has escrito con ChatGPT. Está bueno. ¿Cuál es la premisa que le diste? Porque eso es importante.

Julio César: Le pedí que identificara patrones de tu estilo y creara algo con eso… me puso “hay un conflicto íntimo y cotidiano no resuelto; que los personajes están emocionalmente contenidos pero marcados por heridas viejas; que los silencios tienen estructura dramática; que el lenguaje es directo pero poético; y que el espacio escénico es mínimo pero simbólico”. ¿Te reconoces en algo de eso?

Mariana: Bueno… interesante. Para empezar, no sabía que ChatGPT podía captar mi estilo porque no sabía que tenía acceso a mis textos. No siempre los tiene. Pero no me molesta. Alguien puede leer mis obras e inspirarse, como yo me he inspirado en otros autores. Me halaga que el ChatGPT piense todo eso de mí.

Julio César: ¿Y hay algo de lo que dijo que te haya sorprendido?

Mariana: Me resuena, sí. Pero también siento que eso podría describir la dramaturgia de muchas personas. No es que me hayan hecho una radiografía. Eso es lo que siento a veces de ChatGPT: que es un poco general, que dice cosas parecidas sobre muchos. Pero supongo que lo irá perfeccionando.

Julio César: Hay un efecto horóscopo: lo lees y dices “esto soy yo”, pero también lo podría ser para mil personas.

Mariana: Pero igual me parece bien interesante. Puede ser útil para cortar camino. Salvo los genios, como Chéjov —a quien no creo que se le ocurriera algo que ya hubiera leído antes—, el resto de nosotros hacemos lo que podemos, cogiendo de aquí y de allá. A veces esas influencias no son conscientes. Al inicio, cuando uno está creando su estilo, no tiene idea de lo que lo está influenciando. Alguien me decía “esto me recuerda a tal cosa” y yo no tenía ni idea. Y eso hacía que lo que escribía se sintiera auténtico, que pareciera que lo inventaba yo.

Cuando las decisiones son más conscientes, a veces se siente más copiado. No es algo malo, pero cambia. Y eso es lo que creo que pasa con ChatGPT: te lleva a ser consciente. Puedes decir “quiero escribir una obra sobre una madre y una hija al estilo Koltès influenciado por Arguedas”, y sale algo. Pero esa operación es muy consciente, y puede resultar forzada. No te genera una lírica personal. No te genera un estilo.

Julio César: Como si una máquina quisiera replicar el azar formativo del artista.

Mariana: Exacto. Mira a Claudio Tolcachir, por ejemplo. Cuando escribió La omisión de la familia Coleman, no creo que haya pensado “voy a juntar a Tennessee Williams con el grotesco criollo argentino y mi familia”. No. Esas cosas se le juntaron en la cabeza sin que él lo supiera y ¡fuá!, salió esa obra que fue un boom. Después todos nos inspiramos en eso. Como se ha hecho siempre. Shakespeare también lo hizo.

Entonces sí, me parece que ChatGPT puede ser muy útil si se sabe usar. Como tú lo hiciste ahora: como una base. Esa escena que me mostraste es interesante. ¿Qué pasa si empiezo una obra desde ahí? Qué rico no empezar desde la hoja en blanco, sino desde algo ya escrito, y luego meterle mi universo, mis propias palabras. Se puede crear algo nuevo a partir de eso.

“Estamos perdiendo conexión con los seres humanos”

Julio César: Después de este ejercicio,¿crees que esto puede dañar la creatividad o, por el contrario, potenciarla?

Mariana: Puede crear una imagen falsa de la creatividad. Puede hacer que partes de nuestro cerebro se adormezcan. Como el celular o el WhatsApp: son útiles, claro, pero también nos hacen daño. Yo misma lo noto. Hay zonas de mi cerebro que siento que se están apagando, y trato de luchar contra eso, pero no siempre soy tan fuerte.

ChatGPT puede servir como un ping pong, como conversar con alguien. Y esa conversación puede generar otra interior. Como cuando hablas con un amigo y luego esa dinámica la reproduces en soledad. Todo tiene su pro y su contra. Todos los avances tecnológicos los tienen. En la medida en que seamos conscientes de los contras, esta tecnología puede ser muy útil.

Julio César: Esta entrevista está dirigida a docentes, ¿cómo crees que debería enseñarse la creatividad en tiempos de inteligencia artificial, donde muchos trabajos van a ser hechos directamente con ella?

Mariana: Es algo que me pregunto mucho. Tengo dos hijos chicos, y veo que la mayor usa bastante ChatGPT. A veces pienso que ya no tiene sentido que le sigan mandando a hacer trabajos. Me imagino que en el futuro los exámenes o las monografías van a tener que escribirse in situ, encerrados ocho horas con almuerzo incluido, para asegurarse de que no se usó inteligencia artificial. O que los exámenes serán orales.

Y también me parece que deberían enseñarles a usar la IA de manera productiva. Ya no tiene mucho sentido hacerlos memorizar todo, como nos hicieron a nosotros. Aunque sí, dicen que es importante usar esa parte de la cabeza, pero quizá no con tanta rigidez. Más que memorizar, deberían aprender a buscar, a razonar. Y eso es lo que está faltando. Porque ahora también la IA razona por ti. Esa parte es la que más me preocupa.

Julio César: ¿En qué deberían insistir los educadores?

Mariana: Creo que no deberíamos rendirnos. Los chicos van a usar la inteligencia artificial todo el tiempo, van a estar rodeados de tecnología. Pero en el colegio me parece que no deberían tener aparatos. Porque fuera del colegio ya están rodeados: en la casa, en la mesa, en todas partes.

Y por un tema emocional también. Es necesario que en la escuela estén lo más alejados posible de las pantallas, y más cerca de los vínculos humanos. Del razonamiento interpersonal, del juego, de reaccionar a la mirada del otro, de interpretar gestos. Estamos perdiendo conexión con los seres humanos, y eso es algo que se tiene que enseñar desde niños.

[Entrevista realizada el 13 de mayo de 2025]

Actividades sugeridas

Cada entrevista nos invita a pensar en ejercicios que podemos aplicar en clase. Como complemento, les ofrecemos una ficha didáctica con dos sugerencias que pueden servir para activar el pensamiento creativo en el aula.

¿Se animan a contarnos qué les parece o sugerirnos otras actividades que pongan en práctica?

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  • Después de leer toda la entrevista a Mariana de Althaus, reafirmo mi posición de que a pesar del mundo actual que vivimos con tanta evolución tecnológica y digital, para los escritores, guionistas y nosotros los docentes, la IA puede ser de gran apoyo, como por ejemplo brindar sugerencias o correcciones ortográficas y gramaticales, sin embargo, es importante no permitir cambiar nuestro estilo personal, a través de un uso equilibrado y consciente. Interesante y fructífera entrevista Julio Cesar.

  • Me parece interesante la entrevista ya que Mariana menciona que su generación es diferente a la actual; sin embargo ha tenido que adaptarse al uso de la tecnología pues facilita su trabajo como escritora, pienso que como docentes tenemos que adapatarnos a los nuevos cambios que ofrece la sociedad actual.

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