No basta el talento para aprender

El 08 de febrero del presente año se publicó en Mundiario, España, el artículo titulado: “El mito de la inteligencia innata: un obstáculo para el aprendizaje”, escrito por María P. Martínez[1]. La autora advierte que el talento no es suficiente para lograr que los estudiantes aprendan y alcancen buenos resultados. Expresa que atribuir mucha importancia al talento en detrimento de la dedicación y las técnicas de estudio no es coherente con lo que se sabe del funcionamiento del cerebro y limita el progreso de los alumnos”.

Es verdad. Hay mucha investigación que coincide en señalar que la relación entre el aprendizaje y el talento de una persona -considerado generalmente como una capacidad innata- es compleja, multifacética pero insuficiente. Frecuentemente al talento se lo relacIona con las habilidades musicales, artísticas o deportivas; sin embargo, va más allá: a diversas áreas del conocimiento y la técnica. Además, en un entorno que fomenta oportunidades de aprendizaje y de acceso a variados recursos, la inmensa variedad de herramientas tecnológicas pueden ayudar a los talentosos a desarrollar con más intensidad sus capacidades de solución de problemas, pensamiento creativo y generación constante de retos cada vez más desafiantes. A ello contribuyen las plataformas de aprendizaje en línea, los aplicativos, los cursos, los videotutoriales y videojuegos, los simuladores de realidad virtual y aumentada, entre otros, que no solo hacen posible transformar el aprendizaje y desarrollar el talento, sino que facilitan un enfoque más personalizado a la vez que colaborativo, interactivo y accesible entre estudiantes no solo del aula y de la escuela, sino también de otras escuelas del país y del mundo.

Por lo tanto, el talento, el aprendizaje y las tecnologías se retroalimentan: el primero aporta en el aprendizaje efectivo y adecuado, así como en el desarrollo óptimo de habilidades y competencias. Las tecnologías, con sus recursos e integradas adecuadamente en el proceso educativo, pueden ser un factor de empoderamiento de estudiantes y educadores, de experiencias de aprendizaje más ricas y efectivas y de exploración y desarrollo en diferentes áreas de interés. Lo importante es utilizarlas de manera crítica y equitativa para maximizar sus beneficios.

También es verdad que las personas con talento generalmente poseen estilos de aprendizaje que les hacen más fácil y rápido asimilar información y habilidades. Una de las claves está en utilizar enfoques y metodologías flexibles y prácticas. Los talentosos son personas tienden a estar motivadas, más resilientes y dispuestas a aprender y practicar, teniendo como recompensa disfrutar de la actividad en la que destacan, sentirse cómodos al enfrentar desafíos y fracasos, aprender de sus errores, mejorar continuamente y así seguir aprendiendo y mejorando, retroalimentarse regular y constructivamente destacando tanto los logros como las áreas de mejora y de nuevos retos.

¿Pero basta el talento para aprender y tener mejores rendimientos educativos?

El talento, aunque importante, no es suficiente por sí solo para aprender y alcanzar buenos resultados. Otros factores son indispensables; entre ellos, una cantidad significativa de práctica, persistencia ante las dificultades y deseo de superarse y esforzarse constantemente para dominar una habilidad o destreza requerida. En segundo lugar, si las personas talentosas no están motivadas tendrán procesos de aprendizaje más difíciles, inclusive corren el riesgo de estancarse. En la motivación influyen mucho los métodos de estudio, la orientación para manejar emociones, relaciones interpersonales, el trabajo en grupo, comunicarse y resolver conflictos, así como contar con un entorno que lo apoya, incluidos mentores, recursos que pueden marcar la diferencia, que estimulan la creatividad y facilitan la adecuación a nuevas situaciones.

Papel del docente

Los docentes juegan un rol crucial en este proceso. Su misión es ayudar a identificar, reconocer, estimular y valorar los talentos individuales de cada estudiante; mejor aún si logran estabecer un entorno de aprendizaje favorable, que sea inclusivo, estimulante para probar nuevas ideas, no temer al fracaso y libre de juicios.

Hector Ruiz Martín, uno de los expertos que más ha investigado esta relación entre talento, memoria y aprendizaje, afirma que . “Aprendemos conectando lo que sabemos con lo que estamos experimentando por relaciones de significado. Cuantos más conocimientos tenemos sobre un tema, más fácil nos resulta hacer conexiones con la nueva información relacionada”. Añade, sin embargo, ello no hace que mi memoria la tenga más fácil al momento de aprender cosas en donde no se vea relación alguna. Es claro en señalar que, más que mejorar la memoria, lo que podemos hacer es utilizarla de forma más eficiente: utilizando buenas estrategias de aprendizaje que se alinean con la forma en que ella funciona”[2].

Es importante que los docentes tengan en cuenta recomendaciones como las de Ruiz Martín. No hay que desdeñar la potencialidad de la memoria pero teniendo claro sus potencialidades y limitaciones. Además de conectar y asociar aprendizajes previos, la memora ayuda a retener información a largo plazo, recuperarla de manera rápida y eficiente, así como adaptarse a nuevas situaciones. A encontrar mejores maneras de apoyar al estudiante a establecer metas alcanzables, desafiantes, que fomenten la dedicación y la perseverancia. Las metas deben ser específicas y medibles y se base para recomendar las herramientas y técnicas de estudio efectivas que ayuden a aprender de manera más eficiente, algunas pueden implicar la promoción del trabajo en equipo como oportunidad para compartir conocimientos, aprender unos de otros desde diferentes perspectivas y apoyarse mutuamente.

Pero a la vez, hay que ser consciente que la capacidad de retención de la memoria no es ilimitada, por el contrario, hay el riesgo de olvido, interferencia o de recuerdo de solo una pequeña en cantidad de información. Adicionalmente el recuerdo, sobre todo de datos que llevan un tiempo de adquridos pueden distorsionarse o ser intexactos, pudiendo todo ello afectar el aprendizaje.  

Papel del estudiante

En cuanto al estudiante, lo primero es que sean conscientes de sus talentos, habilidades y áreas de mejora. Es indispensable para que sus metas personales de aprendizaje tengan un propósito y a partir del mismo desarrollen y adopten una mentalidad que valore el esfuerzo y el aprendizaje continuo. En segundo lugar, el estudiante debe mostrar dedicación e interés para encontrar oportunidades de practica regular de aplicación de su talento, sea a través de proyectos, actividades extracurriculares o estudios autodirigidos. Igualmente, estar motivados y dispuestos a recibir retroalimentación que le ofrezcan los docentes y compañeros y reflexionar para mejorar y crecer, enfrentar y superar obstáculos. Añade Ruiz Martín, que más importante que la motivación es “la creencia de que puedes aprenderlo, lo que en psicología se llama autoeficacia” Y es que “Cuando la confianza de un estudiante en que podrá aprender algo es mayor, es más probable no solo que lo intente, sino que persevere, y no se eche atrás cuando cometa los errores que ―por si hacía falta, ha confirmado la investigación neurocientífica― suelen producirse al empezar a aprender algo nuevo”.

Papel de la familia

Su papel es igualmente fundamental en el desarrollo del talento de los hijos y en su capacidad para aprender de manera efectiva. El ideal es que sean un modelo de buenas prácticas a seguir. Les corresponde fomentar un ambiente en casa que valore el aprendizaje y la curiosidad, estimulando el interés por ellos, el esfuerzo, la toma de decisiones y la responsabilidad. La comunicación fluida deberá permitir generar confianza y suficiente cómodidad para compartir pensamientos, inquietudes y logros. Igualmente fundamental es que los padres brinden apoyo emocional y aliento en momentos de desafío y perseverancia. Enseñarles a planificar y trabajar con objetivos concretos, incluidos los de control de sus aprendizajes y el desarrollo de habilidades de autogestión.


[1] https://www.mundiario.com/articulo/sociedad/mito-inteligencia-innata-obstaculo-aprendizaje/20250208153838333250.html

[2] https://impulseducacio.org/es/entrevista-a-hector-ruiz-martin-autor-de-los-secretos-de-la-memoria/

No basta el talento para aprender

Autor: Hugo Diaz Publicado: abril 6, 2025

El 08 de febrero del presente año se publicó en Mundiario, España, el artículo titulado: “El mito de la inteligencia innata: un obstáculo para el aprendizaje”, escrito por María P. Martínez[1]. La autora advierte que el talento no es suficiente para lograr que los estudiantes aprendan y alcancen buenos resultados. Expresa que atribuir mucha importancia al talento en detrimento de la dedicación y las técnicas de estudio no es coherente con lo que se sabe del funcionamiento del cerebro y limita el progreso de los alumnos”.

Es verdad. Hay mucha investigación que coincide en señalar que la relación entre el aprendizaje y el talento de una persona -considerado generalmente como una capacidad innata- es compleja, multifacética pero insuficiente. Frecuentemente al talento se lo relacIona con las habilidades musicales, artísticas o deportivas; sin embargo, va más allá: a diversas áreas del conocimiento y la técnica. Además, en un entorno que fomenta oportunidades de aprendizaje y de acceso a variados recursos, la inmensa variedad de herramientas tecnológicas pueden ayudar a los talentosos a desarrollar con más intensidad sus capacidades de solución de problemas, pensamiento creativo y generación constante de retos cada vez más desafiantes. A ello contribuyen las plataformas de aprendizaje en línea, los aplicativos, los cursos, los videotutoriales y videojuegos, los simuladores de realidad virtual y aumentada, entre otros, que no solo hacen posible transformar el aprendizaje y desarrollar el talento, sino que facilitan un enfoque más personalizado a la vez que colaborativo, interactivo y accesible entre estudiantes no solo del aula y de la escuela, sino también de otras escuelas del país y del mundo.

Por lo tanto, el talento, el aprendizaje y las tecnologías se retroalimentan: el primero aporta en el aprendizaje efectivo y adecuado, así como en el desarrollo óptimo de habilidades y competencias. Las tecnologías, con sus recursos e integradas adecuadamente en el proceso educativo, pueden ser un factor de empoderamiento de estudiantes y educadores, de experiencias de aprendizaje más ricas y efectivas y de exploración y desarrollo en diferentes áreas de interés. Lo importante es utilizarlas de manera crítica y equitativa para maximizar sus beneficios.

También es verdad que las personas con talento generalmente poseen estilos de aprendizaje que les hacen más fácil y rápido asimilar información y habilidades. Una de las claves está en utilizar enfoques y metodologías flexibles y prácticas. Los talentosos son personas tienden a estar motivadas, más resilientes y dispuestas a aprender y practicar, teniendo como recompensa disfrutar de la actividad en la que destacan, sentirse cómodos al enfrentar desafíos y fracasos, aprender de sus errores, mejorar continuamente y así seguir aprendiendo y mejorando, retroalimentarse regular y constructivamente destacando tanto los logros como las áreas de mejora y de nuevos retos.

¿Pero basta el talento para aprender y tener mejores rendimientos educativos?

El talento, aunque importante, no es suficiente por sí solo para aprender y alcanzar buenos resultados. Otros factores son indispensables; entre ellos, una cantidad significativa de práctica, persistencia ante las dificultades y deseo de superarse y esforzarse constantemente para dominar una habilidad o destreza requerida. En segundo lugar, si las personas talentosas no están motivadas tendrán procesos de aprendizaje más difíciles, inclusive corren el riesgo de estancarse. En la motivación influyen mucho los métodos de estudio, la orientación para manejar emociones, relaciones interpersonales, el trabajo en grupo, comunicarse y resolver conflictos, así como contar con un entorno que lo apoya, incluidos mentores, recursos que pueden marcar la diferencia, que estimulan la creatividad y facilitan la adecuación a nuevas situaciones.

Papel del docente

Los docentes juegan un rol crucial en este proceso. Su misión es ayudar a identificar, reconocer, estimular y valorar los talentos individuales de cada estudiante; mejor aún si logran estabecer un entorno de aprendizaje favorable, que sea inclusivo, estimulante para probar nuevas ideas, no temer al fracaso y libre de juicios.

Hector Ruiz Martín, uno de los expertos que más ha investigado esta relación entre talento, memoria y aprendizaje, afirma que . “Aprendemos conectando lo que sabemos con lo que estamos experimentando por relaciones de significado. Cuantos más conocimientos tenemos sobre un tema, más fácil nos resulta hacer conexiones con la nueva información relacionada”. Añade, sin embargo, ello no hace que mi memoria la tenga más fácil al momento de aprender cosas en donde no se vea relación alguna. Es claro en señalar que, más que mejorar la memoria, lo que podemos hacer es utilizarla de forma más eficiente: utilizando buenas estrategias de aprendizaje que se alinean con la forma en que ella funciona”[2].

Es importante que los docentes tengan en cuenta recomendaciones como las de Ruiz Martín. No hay que desdeñar la potencialidad de la memoria pero teniendo claro sus potencialidades y limitaciones. Además de conectar y asociar aprendizajes previos, la memora ayuda a retener información a largo plazo, recuperarla de manera rápida y eficiente, así como adaptarse a nuevas situaciones. A encontrar mejores maneras de apoyar al estudiante a establecer metas alcanzables, desafiantes, que fomenten la dedicación y la perseverancia. Las metas deben ser específicas y medibles y se base para recomendar las herramientas y técnicas de estudio efectivas que ayuden a aprender de manera más eficiente, algunas pueden implicar la promoción del trabajo en equipo como oportunidad para compartir conocimientos, aprender unos de otros desde diferentes perspectivas y apoyarse mutuamente.

Pero a la vez, hay que ser consciente que la capacidad de retención de la memoria no es ilimitada, por el contrario, hay el riesgo de olvido, interferencia o de recuerdo de solo una pequeña en cantidad de información. Adicionalmente el recuerdo, sobre todo de datos que llevan un tiempo de adquridos pueden distorsionarse o ser intexactos, pudiendo todo ello afectar el aprendizaje.  

Papel del estudiante

En cuanto al estudiante, lo primero es que sean conscientes de sus talentos, habilidades y áreas de mejora. Es indispensable para que sus metas personales de aprendizaje tengan un propósito y a partir del mismo desarrollen y adopten una mentalidad que valore el esfuerzo y el aprendizaje continuo. En segundo lugar, el estudiante debe mostrar dedicación e interés para encontrar oportunidades de practica regular de aplicación de su talento, sea a través de proyectos, actividades extracurriculares o estudios autodirigidos. Igualmente, estar motivados y dispuestos a recibir retroalimentación que le ofrezcan los docentes y compañeros y reflexionar para mejorar y crecer, enfrentar y superar obstáculos. Añade Ruiz Martín, que más importante que la motivación es “la creencia de que puedes aprenderlo, lo que en psicología se llama autoeficacia” Y es que “Cuando la confianza de un estudiante en que podrá aprender algo es mayor, es más probable no solo que lo intente, sino que persevere, y no se eche atrás cuando cometa los errores que ―por si hacía falta, ha confirmado la investigación neurocientífica― suelen producirse al empezar a aprender algo nuevo”.

Papel de la familia

Su papel es igualmente fundamental en el desarrollo del talento de los hijos y en su capacidad para aprender de manera efectiva. El ideal es que sean un modelo de buenas prácticas a seguir. Les corresponde fomentar un ambiente en casa que valore el aprendizaje y la curiosidad, estimulando el interés por ellos, el esfuerzo, la toma de decisiones y la responsabilidad. La comunicación fluida deberá permitir generar confianza y suficiente cómodidad para compartir pensamientos, inquietudes y logros. Igualmente fundamental es que los padres brinden apoyo emocional y aliento en momentos de desafío y perseverancia. Enseñarles a planificar y trabajar con objetivos concretos, incluidos los de control de sus aprendizajes y el desarrollo de habilidades de autogestión.


[1] https://www.mundiario.com/articulo/sociedad/mito-inteligencia-innata-obstaculo-aprendizaje/20250208153838333250.html

[2] https://impulseducacio.org/es/entrevista-a-hector-ruiz-martin-autor-de-los-secretos-de-la-memoria/

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  • La reflexión sobre la importancia del esfuerzo y la dedicación en el aprendizaje es fundamental. Aunque el talento puede ser un factor inicial, son la perseverancia y la práctica constante lo que realmente permiten alcanzar el éxito en cualquier área del conocimiento. En el mundo actual, el aprendizaje es un proceso continuo que depende más de la capacidad para superar obstáculos y adaptarse a nuevos retos que de habilidades innatas. ¡El esfuerzo constante es clave para lograr un aprendizaje significativo!

  • El talento, la practica constante, el esfuerzo, la perseverancia y dedicación, acompañados de mentores capaces de retar las capacidades de los estudiantes y un entorno capaz de brindar apoyarlos, genera un proceso de aprendizaje significativo, eficaz y permanente, por lo tanto es muy acertado expresar que no solo basta el talento para aprender.

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